Kyūsho
Kyūsho significa puntos sensibles, puntos débiles o partes sensibles. Estos puntos, además de emplearse en acupuntura y moxibustión, son lugares en los que al realizar un atemi (golpe) se produce un efecto incapacitante, anulando cualquier posible acción posterior de la persona que lo recibe.
El objetivo último del Karate dō es, en caso de extrema necesidad, salvaguardar la propia vida y la de nuestros seres allegados frente a una agresión violenta. Para ello se debe buscar la máxima eficacia y la máxima eficiencia en el desarrollo de la técnica, es decir, la técnica no sólo debe cumplir su objetivo, sino que además debe hacerlo con el menor coste energético posible. Esto podría resumirse con la frase “el pequeño vence al grande” o “derrotar al contrario con el menor esfuerzo posible”.
Para conseguir este principio fundamental del Karate dō se trabaja el kihon, el fundamento, la base sobre la que se sustenta todo el arte marcial, pero la técnica debe practicarse con la energía, precisión (enfocando a los puntos vitales), velocidad, ejerciendo la presión apropiada sobre el objetivo, con la dureza adecuada del arma que golpea y en el momento justo (timing). Esto supone conocer los puntos vitales y al ejecutar la técnica visualizar el objetivo y realizar y enfocar correctamente el movimiento con la superficie golpeadora bien preparada para transmitir toda la energía al blanco.
Kyūsho deben conocerse, por tanto, para saber cómo, con qué arma (parte del cuerpo) golpear y qué técnica es la más adecuada. Golpear con ippon nukite en el abdomen de alguien musculoso parece ridículo, pero no así hacerlo en partes blandas (garganta o globo ocular). No es lo mismo hacer un golpe jodan indiscriminado (a la frente, la barbilla, la mejilla) que hacerlo en la sutura intermaxilar (jinchu) con ippon ken o ura uchi, siendo las consecuencias mucho más devastadoras.